Maradona abandona el mundial por consumir efedrina (?)

El partido de octavos, frente a Rumania —aquel torneo era de 24 equipos— ocurrió el 3 de julio en Los Angeles. Un joven Ariel Ortega cubrió el puesto de Caniggia (lesionado). Y Basile intentó, con el ingreso de José Basualdo, ponerle una marca cercana a Hagi, el organizador de Rumania. Se perdió un gol cantado Balbo en el comienzo. Y rápidamente Dimitrescu, un hábil y veloz puntero, marcó el primero para los europeos. Empató Batistuta de penal, pero enseguida el mismo Dimitrescu convirtió el segundo. Y comenzó una fuerte presión de Argentina que dispuso de situaciones muy claras. Ya en el segundo tiempo con Medina Bello, en la cancha, en reemplazo de Sensini, el empate rondaba el arco de Prunea. Pero un tiro libre de Hagi, desde lejos, sorprendió a Islas. Y la distancia se extendió. Siguió insistiendo Argentina hasta que Balbo achicó las diferencias. Pairetto, el árbitro italiano, no sancionó un claro penal contra Redondo que pudo haber significado el empate.

No mereció esa derrota aquel equipo, recordado como el mejor de los últimos años. Pero había perdido a Diego. Y terminó abrumado por el desencanto.


Por Horacio Pagani

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